Arqueología Preventiva

Este servicio resuelve integralmente las intervenciones arqueológicas asociadas a proyectos urbanísticos de diversa envergadura.

El trabajo realizado por la Fundación Arkeolan consiste en el análisis de las características de la obra prevista, del potencial arqueológico del solar afectado, la consiguiente elaboración y tramitación del proyecto arqueológico ante la administración y la ejecución de la intervención arqueológica. Para el correcto desarrollo del proceso arqueológico se busca el equilibrio entre la salvaguarda del patrimonio y las necesidades de la obra.

Ejemplos de intervenciones más significativas

Las fortificaciones urbanas de Arrasate-Mondragón (1990-2001)

Tradicionalmente se defendía que las defensas de las villas medievales en el País Vasco se formaban gracias a la disposición compacta de las fachadas de las casas del perímetro exterior del conjunto edificado. Sin embargo, esta propuesta ha podido ser arrinconada gracias a los descubrimientos arqueológicos, habiéndose demostrado que las villas contaban con un cinturón amurallado exento; una cortina de unos 6 m de altura y unos 2 m de anchura que envolvía el núcleo de habitación; contaba con torres, portales para las entradas y hasta fosos inundados. En 1990, en Arrasate-Mondragón, se reconoció la torre de Iturrioz en el paseo de Arrasate 1 bis. Un bastión de planta rectangular que se adelanta un par de metros a la línea de cortina en la que se abre. Sobre la alineación exterior se había edificado la fachada del solar, habiendo quedado integrada en su superficie. También se constataron la presencia del camino de ronda de la muralla y las cimentaciones de dos viejos edificios que se repartían el solar de forma transversal. En 1992 se descubrió parte de la muralla del flanco opuesto, en el solar de la calle Ferrerías 15. Se confirmaba, además,  un proceso evolutivo en el que se había pasado de una manzana de doble hilera de casas, con fachadas a Ferrerías y Olarte, a la hilera única. En 1997, en la intervención arqueológica realizada en Iturrioz 17, se reconoció el arranque de otra torre en la muralla. Por los datos obtenidos se detrminó que, aprovechando la alineación de las fachadas de las torres de Iturrioz 17 y Arraste 1 bis, los edificios crecieron extramuros, apoyándose en voladizo sobre la muralla.  Esta situación sería la aprobada en las ordenanzas de 1489. Con el tiempo, acabaron por sustituir el grueso paredón, de casi dos metros de anchura, por cierres más convencionales. En este proceso desaparecieron la mayoría de los restos del cinturón amurallado, desmochados prácticamente hasta sus cimentaciones. Hay excepciones como la de Iturrioz 29 donde se ha conservado un alzado de casi 6 metros, prácticamente la altura original, aunque con un buen número de huecos.

En una intervención realizada en 2001, en el solar de Iturrioz 25, se comprobó que la muralla corría paralela a la fachada de Zerkaosteta, retranqueada a una distancia de tres metros y medio. Había conservado una longitud y una altura de cinco metros, sirviendo de apoyo en su coronación al forjado de la planta primera del edificio.

El castillo de Santa Bárbara o Goikobalu. Arrasate-Mondragón (1992-1994)
El hallazgo se fue fraguando entre 1987 y 1992. Primero se dio crédito a las noticias que hablaban de un castillo en el lugar y más adelante, en 1992, se llevaron a cabo varios sondeos con el objeto de confirmar la hipótesis. En 1994, con motivo de la reforma del parque, se planteó una intervención arqueológica más amplia que permitió reconocer la forma completa de la fortificación: una construcción cuadrangular con cubos en las esquinas. En el año 2011 se ha redactado un proyecto para el reconocimiento integral de los restos que ha servido para plantear la existencia de una línea defensiva que rodea la colina de Santa Bárbara por la parte inferior, a la altura del río -por un lado- y del trazado del Camino Real que entraba a la villa por el arrabal de Gazteluondo, por el otro lado.
Ermita de San Martín de Iraurgi. Azkoitia (1992)
Esta ermita recoge el testimonio del núcleo de población de la primera fundación de Azkoitia de1324. Llevaba el nombre de San Martín de Ahezkoitia de Iraurgi y sus pobladores recibieron del rey Alfonso XI el “mortuero” de Beydaçar. Pocos años después de la concesión de la carta puebla, solicitaron autorización para trasladarse a su emplazamiento actual. En su interior se realizó una excavación arqueológica en área, precedida de prospecciones geofísicas y sondeos, que documentó la ocupación del lugar desde los siglos VII y VIII. A estos siglos corresponde un conjunto de seis urnas de cremación recuperadas en el ángulo SW del edificio de la ermita datadas por C14 en el 1260 +-80 BP y 1165 +-70 BP. A las urnas se asocian otros ajuares metálicos altomedievales. La secuencia estratigráfica presenta también inhumaciones bajomedievales que se han datado en los siglos XIII al XV, un horno para fabricación de campanas del siglo XVI y enterramientos infantiles más modernos.

En una intervención realizada en 2001, en el solar de Iturrioz 25, se comprobó que la muralla corría paralela a la fachada de Zerkaosteta, retranqueada a una distancia de tres metros y medio. Había conservado una longitud y una altura de cinco metros, sirviendo de apoyo en su coronación al forjado de la planta primera del edificio.

Excavaciones en la Plaza de Ignacio Zuloaga. Donostia-San Sebastián (1989)
Fue la primera gran excavación urbana realizada en el País Vasco. Estuvo motivada por la realización de un aparcamiento subterráneo en el emplazamiento del antiguo monasterio de San Telmo. Las ruinas se habían conservado en el subsuelo, pero debían ser destruidas para acoger las plantas del parking. Todos los restos fueron debidamente documentados, descubriéndose también testimonios de las fortificaciones renacentistas de la villa, y un tramo de la muralla medieval.
Convento de Santa Teresa. Donostia-San Sebastián (1992-2001)
Los trabajos arqueológicos, realizados en dos fases, se vinculan al proceso de reforma de las dependencias conventuales para instalación de un equipamiento cultural. En el transcurso de los trabajos se han documentado interesantes testimonios correspondientes a diferentes etapas de la historia de San Sebastián. Destacan los restos del cementerio medieval con varias fases de ocupación. Concretamente abarca un periodo de utilización desde el último tercio del siglo X, hasta finales del siglo XIV. Los niveles de las inhumaciones comprendían desde enterramientos en fosa a varios niveles de tumbas de lajas. En este contexto también se hallaron varias estelas discoidales labradas en arenisca. La necrópolis pertenecía a la antigua parroquia de Santa María, situada en el mismo lugar que la actual. Igualmente, se registraron varios tramos de muralla medieval relacionados con la fortificación de la villa. Igualmente en la serie de descubrimientos resultaron de gran interés -por su novedad- la localización de los primeros niveles de ocupación romana; ésta venía precedida de hallazgos puntuales en diversos puntos del casco viejo, pero en Santa Teresa se reconocieron en una serie estratigráfica bien definida y acompañados de importantes ajuares, sobre todo cerámicos, y de material de construcción.
Excavaciones en el solar del mercado de la Bretxa. Donostia-San Sebastián (1997)
La remodelación del mercado tradicional y del edificio de la Pescadería estuvo acompañada de la habilitación de plantas comerciales en el sótano. Fue necesario realizar una extensa excavación arqueológica pues se trataba de un espacio residencial situado intramuros de la villa. Se abandonó tras el incendio de 1814; las tropas angloportuguesas consiguieron abrir una brecha en la muralla, de donde le viene el nombre, entrando por ella y arrasando todo lo que encontraron a su paso. Este sector no volvió a reocuparse con viviendas. Sus cimentaciones se encontraron bajo suelo, acompañadas de restos de baluartes de la fortificación renacentista y, nuevamente, de un tramo importante de la muralla medieval. En el sótano de una de las casas se descubrió un conjunto de grandes tinajas que habían servido para almacenar aceite.
Excavaciones en el solar Zuhaizti. Donostia-San Sebastián (2001)
La investigación arqueológica en el solar Zuhaizti, de propiedad municipal, se llevó a cabo con motivo de la ejecución del Plan Especial de Atotxa destinado a la construcción de un polideportivo y aparcamiento subterráneo.

En una primera fase se documentaron gráficamente los testimonios del antiguo Hospital Municipal-Casa de Beneficencia, construido a mediados del siglo XIX según el proyecto del arquitecto Echeveste. En una segunda fase se realizó el examen del subsuelo con la intención de reconocer los restos del antiguo monasterio de San Francisco, fundado en este emplazamiento en el siglo XVII. La tercera fase de los trabajos consistió en la excavación en área del resto del solar. De esta forma, se descubrió parte de la iglesia, del claustro y las dependencias situadas a su alrededor, que fueron construidas en el período comprendido entre los años 1693 y 1721. En 1835, los carlistas que asediaban Donostia ocuparon el monasterio, desalojándolo, y éste ardió. Con esta acción se produce el abandono definitivo de San Francisco y su posterior desmantelamiento.

Excavación en el Cerro de San Bartolomé. Donostia-San Sebastián (2007)
Las investigaciones arqueológicas llevadas a cabo en el “Area CE.05 San Bartolomé” durante 2007, permitieron reconocer parte de las estructuras de uno de los enclaves emblemáticos de la historia de San Sebastián, el antiguo monasterio de de San Bartolomé y concretamente la planta de su iglesia construida a comienzos del siglo XVIII. Con los registros arqueológicos realizados se pudieron conocer las dimensiones de dicho templo, el tipo de fábrica de los muros, la situación de sus dos retablos y al menos dos de sus siete altares, la distribución de los enterramientos en el interior del mismo, e incluso la existencia de un nivel de enterramientos relacionado con un templo anterior. Las instalaciones fueron demolidas casi en su totalidad en 1849, quedando la gran mayoría de sus estructuras a nivel de cimentación.

Por las informaciones documentales conocemos que el monasterio fue fundado con anterioridad al año 1250. A finales del siglo XVI, sufrió un importante incendio que destruyó gran parte del complejo conventual siendo reconstruida su iglesia. Aunque las estructuras de este templo no hayan sido reconocidas, si se han registrado parte de los enterramientos asociados al mismo que, además, se extendían fuera de los límites de excavación.

Control arqueológico de las obras del parador Carlos V de Hondarribia (1990)
La reforma de la instalación hotelera del año 1990, que multiplicó el número de habitaciones, permitió plantear un plan de actuación arqueológica que sirvió para descubrir los restos del castillo medieval de Hondarribia. Con las referencias obtenidas se pudieron descubrir otros castillos medievales en Gipuzkoa; entre ellos los de Goikobalu en Arrasate-Mondragón y Elosua en Bergara.
Intervención arqueológica en Denda Kalea, 18. Hondarribia (2009)

La excavación arqueológica permitió descubrir antiguas lotizaciones residenciales de época renacentista y niveles de ocupación asociados a las mismas, además de algunos elementos de época medieval. Se comprobó que antes de la ocupación contemporánea, el solar estaba organizado en cinco lotes edificatorios y un cantón con dirección Norte-Sur junto al edificio nº 16 de Denda kalea. En este último se localizó un pozo negro colmatado de sedimentos saturados de agua. Este hecho permitió la recuperación de una interesante colección arqueobotánica y numerosos objetos de madera.

Gracias a yacimientos de estas características, con depósitos en los que se ha conservado la materia orgánica por saturación de agua, Arkeolan dispone de una de las mejores bases de datos de semillas arqueológicas del estado.

Ferrería de Yurre. Idiazabal (2000)
En la actualidad, los restos de la ferrería, documentada entre 1469 y 1860, se encuentran prácticamente derribados y cubiertos para la construcción de un vial de comunicación entre las instalaciones de la empresa Aristrain y las nuevas infraestructuras incluidas en el proyecto de ampliación de la compañía. Precisamente, por esta razón, se realizaron las investigaciones arqueológicas que han permitido conocer las características de la ferrería. Se ha podido determinar la ubicación y asentamientos de los distintos elementos de la maquinaría del taller como el mazo, el yunque, el horno y los barquines. Se ha puesto de manifiesto también una particularidad de esta ferrería, la situación del huso barquinero al final de la antepara, frente a lo habitual en la mayoría de las ferrerías en las que los fuelles, que tenían menor necesidad de agua, se colocaban en primer término y el huso mayor o mazo posteriormente.
Puerto de la calle Santiago. Irun (1992)
Como consecuencia de las obras de saneamiento en la céntrica calle Santiago de Irun, Arkeolan planteó la ejecución de unos sondeos de urgencia para evaluar el valor arqueológico de la zona. Estos trabajos dieron como resultado el hallazgo de los primeros testimonios del puerto romano de Oiasso. La parte más importante corresponde a un varadero con su muelle asociado; las embarcaciones se colocarían en paralelo al muelle, amarrándose a la superestructura apoyada en los pivotes del varadero; sería el equivalente de las bortas que pueblan las orillas de las rías del Atlántico. Al descender las aguas y quedar en seco, las embarcaciones podrían permanecer apoyadas sobre la quilla, facilitando las labores de reparación y mantenimiento. Su construcción se ha datado a finales del siglo I AD, permaneciendo en pleno uso hasta el siglo III, cuando se documentan los signos de decadencia y abandono.

La envergadura del descubrimiento de la calle Santiago aconsejó la realización de nuevas intervenciones arqueológicas en las inmediaciones. De esta manera, ese mismo año de 1993, se incorporaron dos nuevos registros de áreas portuarias. La primera, coincidiendo con las obras de preparación del terreno para la construcción de la comisaría de la Ertzantza (Policía Autonómica), a unos 150 m de distancia del hallazgo de referencia. En dos, de las cuatro catas realizadas, se descubrieron depósitos inundados con abundantes ajuares romanos. La segunda intervención se llevó a cabo en un solar vacío de la misma calle Santiago, número 29, a pocos metros de distancia del muelle romano. A la cota acostumbrada apareció una alineación de vigas de madera que se vinculó con el varadero anteriormente descrito.

Termas de Beraun. Irun (1994-2005)
El primer hallazgo relacionado con las termas se produjo en el año 1994 a raíz de las obras de construcción del inmueble número 28 de la avenida de Salís. Sin embargo, no fue posible analizar los sedimentos con detalle debido a la acción de las excavadoras, por lo que se plantearon una serie de sondeos en el solar trasero de las escuelas del Junkal. Estos sondeos, realizados en el año 1996, sirvieron para comprobar que la zona central del solar conservaba restos de época romana que se consideraron pertenecientes a una piscina y, por esta vía, se argumentó la hipótesis de los baños públicos. Ante la importancia de los restos aparecidos se programó la excavación en área de todo el solar con el fin de conocer la entidad de los restos arqueológicos.

El complejo termal se compone de una gran estancia absidada de ambiente frío o frigidarium, de 84 m2 con su pavimento original realizado con pequeños ladrillos en forma de espiga, opus spicatum, que conserva también el sumidero y el canal de desagüe asociado al mismo. Asimismo, cuenta al menos con tres dependencias calefactadas que aunque no se encuentran completas, han conservado la infraestructura necesaria para la circulación del aire y climatización de las mismas. También se han registrado tres estancias asociadas al complejo, de dimensiones iguales, unos 20m2, que se abren hacia un espacio abierto, probablemente una palestra.

Instalaciones portuarias en la calle Tadeo Murgia. Irun (1998)
Sin duda alguna, ésta ha sido una de las intervenciones arqueológicas más fértiles de cuantas ha realizado Arkeolan y, también, una de las de mayor dificultad y esfuerzo. Se repitieron los volúmenes de las colecciones arqueológicas de la calle Santiago, aunque multiplicados varias veces. Igualmente se repitieron los hallazgos de semillas y elementos orgánicos. A estos ajuares hay que sumar pequeños ejemplos de joyería, restos de tonelería, cordajes y tejidos vegetales…Todo ello correspondía a una instalación portuaria situada en el borde de la colina de Beraun, al pie del estuario.

La intervención arqueológica se llevó a cabo en el año 1998, en un espacio rectangular de 25 x 13m, situado a cuarenta metros al Oeste del complejo portuario reconocido en 1992. Previamente, en 1996, se habían realizado varios sondeos en el solar que permitieron reconocer una estructura de madera en un ambiente portuario de cronología altoimperial. Tras la excavación en área se comprobó que los restos correspondían a un muelle de atraque resuelto mediante cuatro gradas, con zócalo de piedra y huella de madera. También se constató la existencia de almacenes asociados. En esta intervención se recogieron miles de objetos arqueológicos, destacando las colecciones cerámicas, pero también las piezas de madera y de cuero. Parte de las gradas se extrajeron para su posterior instalación en el museo romano Oiasso.

Cronológicamente, la fundación del muelle se ha datado entre los años 70 y 120, mientras que el período de actividad debió prolongarse durante todo el siglo II, sin que se hayan reconocido indicadores cronológicos posteriores, por lo que el abandono se fecharía a finales del siglo III.

Calle Santiago 55, 57 y 59 y Bidasoa 3. Irun (2008-2009)
El solar situado en la esquina entre las calles Santiago y Bidasoa ha sido objeto de un programa de reurbanización y de construcción de viviendas con sótanos de garajes que ha llevado asociado una intervención arqueológica en una superficie de más de 1000m2; fue realizada entre agosto de 2008 y septiembre de 2009.

Lo más sobresaliente de la actuación corresponde al descubrimiento de un complejo de almacenes (horrea), colocados en la zona inmediata a las aguas del estuario, de las que se defendía con muros de contención, pero sin la existencia de instalaciones portuarias. El mejor conservado corresponde a la planta de un gran horreum. El edificio destaca por sus amplias dimensiones, con unos 14 m de ancho. Se han reconocido las cimentaciones de los cierres laterales construidos en piedra y aparejados en seco. El cierre Norte del edificio había desaparecido y el Sur se situaba fuera de los límites de la excavación, y aunque se desconoce la longitud total, se cuenta con un tramo de 18 m de largo, lo que configura una construcción de planta rectangular y orientación Norte-Sur. Además del gran almacén, junto al cierre Este del edifico se localizaron varias dependencias de forma rectangular, colocadas en batería y de forma perpendicular al horreum descrito.

Plaza de San Juan y Jenaro Etxandia. Irun (2010)
La intervención arqueológica fue realizada como consecuencia del proyecto de rehabilitación de las plazas San Juan y Jenaro Echandía. A efectos arqueológicos, supuso la excavación del subsuelo en toda la superficie del solar para habilitación de distintas ocupaciones en sótano. El proyecto arqueológico asociado sirvió para detectar una importante operación de remodelación urbana del siglo I AD, en la que se rellenaron las zonas deprimidas del asentamiento para obtener una superficie aterrazada. Las hondonadas citadas se aprovecharon, con este motivo, como zonas de vertedero en las que se fueron acumulando los objetos desechados. Las posteriores intervenciones en época medieval y moderna para la construcción de viviendas también provocaron una nueva alteración del subsuelo y probablemente la desaparición de los testimonios asociados a las últimas ocupaciones de época romana.
Manantial salino de Dorleta. Leintz-Gatzaga (1992)
En el marco del proyecto de rehabilitación de las instalaciones de la Fábrica de Sal se realizaron investigaciones arqueológicas encaminadas a documentar las fases de producción salinera anteriores al siglo XX. Concretamente, se pretendió conocer el sistema de explotación en dorlas, con evaporación artificial al fuego. En estos trabajos y, cuando se llevaban a cabo tareas de desescombro en las dependencias situadas en los alrededores del manantial salino, se descubrieron fragmentos de cerámica de terra sigillata tardía y cerámica común de producción local. Los ajuares se fecharon en torno al siglo V AD.
Iglesia parroquial de Oiartzun (1994)
Paralelamente a las obras de rehabilitación del templo se programó un plan de investigación arqueológica que, en sucesivas fases, pudo reconocer todo el subsuelo del edificio. Entre los testimonios descubiertos destaca el mosaico de 493 losas con inscripciones del siglo XVIII relativas a las familias y casas solares del valle que servían como referencia para la realización de los cultos funerarios. Bajo el enlosado se reconocieron los restos de los edificios anteriores al actual, datado en el siglo XVI, incluida la cabecera del primer templo con sus inhumaciones asociadas. Se recuperó además un importante conjunto numismático compuesto por 900 monedas, de gran variedad cronológica y procedencia, cuyo estudio corrió a cargo de Miguel Ibáñez Artica.
Minas de Arditurri. Oiartzun (2008-2010)

El proyecto de Integración de los recursos arqueológicos del coto minero de Arditurri en el museo de sitio y parque natural de Aiako Harria contemplaba conjugar la actividad arqueológica de exploración y excavación, con la acogida de visitantes y organización de visitas guiadas.

Con este objetivo se habilitó una zona de excavación en las profundidades de la mina Arditurri 20, la principal del coto, que fue abierta al público en verano del 2008. La excavación se extendió por varios niveles de galerías de explotación romanas. Entre los sedimentos se recogieron abundantes restos cerámicos, madera utilizada en las operaciones de torrefacción y, como gran novedad, restos de tejido de lana. Los indicadores cronológicos cubren el período comprendido entre el año 25 y el 150 AD.

Los trabajos arqueológicos continuaron en la mina de Arditurri 3, planteándose con el objeto de preparar la mina para servir de recurso en el programa de visitas, repitiendo la experiencia de la campaña del 2008 realizada en la mina de Arditurri 20. Se valoró la oportunidad de abrir la boca taponada y establecer un recorrido completo por los trabajos, de manera que ofrecieran un buen contrapunto a la visita de Arditurri 20. Los trabajos se complicaron con la aparición de una rafa, trinchera abierta en el lugar que topográficamente coincidía con la salida al exterior de la galería de prospección que fue preciso vaciar en su totalidad. En el interior se excavaron todos los sedimentos acumulados, recuperándose restos de cerámica y nuevamente dos muestras importantes de tejido de lana. Los datos cronológicos obtenidos se remiten a los siglos I y II de nuestra era.

Se ha realizado también un exhaustivo reconocimiento de los trabajos mineros conservados en el coto, revisándose las explotaciones modernas y las galerías de prospección antiguas. La extensión de los trabajos arqueológicos ha permitido ampliar el censo de los trabajos romanos. En total son 44 unidades de minería romana que suman más de tres kilómetros de recorrido. Una cifra que permite situar el coto de Ardituri entre los focos mineros de mayor interés arqueológico entre los territorios del Imperio romano.

Urbia, arqueología del pastoralismo. Parzonería General de Gipuzkoa y Álava (1988-a la actualidad)
Desde 1988, vienen realizándose prospecciones arqueológicas en el valle de Urbia. Un área situada a 1000m de altura en la que se conocen estaciones dolménicas y otros testimonios vinculados con el pastoreo. Esta actividad viene siendo protagonista en la zona desde hace siglos. También hay que resaltar su posición geográfica entre la Llanada alavesa y las cabeceras de los ríos Urola y Oria que vierten al Atlántico. Las campañas de prospección con catas se programaron con el objetivo de catalogar las estaciones descubiertas por el franciscano Bitoriano Gandiaga, habiéndose confirmado el valor arqueológico de las mismas en decenas de lugares. La mayoría ligados a restos de ocupaciones pastoriles. Por lo general, son pequeños fondos de cabaña que aprovechan los bordes de los afloramientos calizos. Los más antiguos datan de la Edad del Bronce, pero también los hay del período romano, la tardoantigüedad, la alta, plena y baja edad media, y de las etapas históricas posteriores. Destacan los sectores de Ahakela y Zoitokieta donde se agrupan abundantes unidades de hábitat y varios túmulos funerarios de la Edad del Hierro. Igualmente son de interés los testimonios romanos de Kalparmuino, Zabalaizpe y Laskaolatza, además de las ocupaciones tardoantiguas y altomedievales de Kalparmuino

Se ha realizado también un exhaustivo reconocimiento de los trabajos mineros conservados en el coto, revisándose las explotaciones modernas y las galerías de prospección antiguas. La extensión de los trabajos arqueológicos ha permitido ampliar el censo de los trabajos romanos. En total son 44 unidades de minería romana que suman más de tres kilómetros de recorrido. Una cifra que permite situar el coto de Ardituri entre los focos mineros de mayor interés arqueológico entre los territorios del Imperio romano.

El despoblado de La Estacada. Labastida (2006)
En el lugar conocido como «La Estacada» una intervención arqueológica para evaluar su interés arqueológico ha servido para descubrir los testimonios de un despoblado medieval: enterramientos y silos.

La escasa superficie de necrópolis reconocida presenta evidencias de haber servido como cantera para la extracción de piedra arenisca. Las dos tumbas registradas, una de adulto y otra de bebé, han sido afectadas por los frentes de la cantera, habiéndose perdido los límites originales de los huecos de enterramiento. Con respecto a los silos, habría que relacionarlos con el núcleo de hábitat al que se vincularía el cementerio. Aparecieron rellenos de escorias procedentes de labores de forja. Los silos formarían parte de las instalaciones del poblado y no muy lejos, se encontrarían las unidades de vivienda y los talleres para trabajo del hierro.

La relación espacial entre poblado y necrópolis se ajusta a lo determinado por la dirección de los vientos dominantes del Oeste, colocándose la necrópolis al Este del poblado; esta ordenación se ha reconocido, también, en el caso de la cercana necrópolis de Santa Eulalia, con la que la de La Estacada comparte características tipológicas y culturales. A este respecto, los índices cronológicos aplicables a las colecciones arqueológicas recuperadas en La Estacada ofrecen valores que se extienden entre los siglos VIII y XII.

El templo de la Fortuna Augusta. Pompeya (2010-2011-2012)
Bajo la dirección del profesor William Van Andringa, Arkeolan participa en el proyecto de estudio multidisciplinar del templo de la Fortuna Augusta, uno de los monumentos destacados de la ciudad que se situaba en las inmediaciones del foro. El templo y sus alrededores fueron objeto de excavaciones en los siglos XIX y XX,, recuperándose la inscripción fundacional, capiteles y restos de los elementos monumentales que decoraban el edificio. Sin embargo hay muchos aspectos pendientes de resolver, tanto en lo que se refiere a la construcción y evolución del templo, como a las fases previas cuando se trataba de un solar residencial ocupado por una domus propiedad del promotor del culto, M. Tullius. La integración de este espacio en la red urbana de la ciudad también es otro de los objetivos destacados del proyecto.