
Arqueología Preventiva
Este servicio resuelve integralmente las intervenciones arqueológicas asociadas a proyectos urbanísticos de diversa envergadura.
El trabajo realizado por la Fundación Arkeolan consiste en el análisis de las características de la obra prevista, del potencial arqueológico del solar afectado, la consiguiente elaboración y tramitación del proyecto arqueológico ante la administración y la ejecución de la intervención arqueológica. Para el correcto desarrollo del proceso arqueológico se busca el equilibrio entre la salvaguarda del patrimonio y las necesidades de la obra.
Ejemplos de intervenciones más significativas
Las fortificaciones urbanas de Arrasate-Mondragón (1990-2001)
Tradicionalmente se defendía que las defensas de las villas medievales en el País Vasco se formaban gracias a la disposición compacta de las fachadas de las casas del perímetro exterior del conjunto edificado. Sin embargo, esta propuesta ha podido ser arrinconada gracias a los descubrimientos arqueológicos, habiéndose demostrado que las villas contaban con un cinturón amurallado exento; una cortina de unos 6 m de altura y unos 2 m de anchura que envolvía el núcleo de habitación; contaba con torres, portales para las entradas y hasta fosos inundados. En 1990, en Arrasate-Mondragón, se reconoció la torre de Iturrioz en el paseo de Arrasate 1 bis. Un bastión de planta rectangular que se adelanta un par de metros a la línea de cortina en la que se abre. Sobre la alineación exterior se había edificado la fachada del solar, habiendo quedado integrada en su superficie. También se constataron la presencia del camino de ronda de la muralla y las cimentaciones de dos viejos edificios que se repartían el solar de forma transversal. En 1992 se descubrió parte de la muralla del flanco opuesto, en el solar de la calle Ferrerías 15. Se confirmaba, además, un proceso evolutivo en el que se había pasado de una manzana de doble hilera de casas, con fachadas a Ferrerías y Olarte, a la hilera única. En 1997, en la intervención arqueológica realizada en Iturrioz 17, se reconoció el arranque de otra torre en la muralla. Por los datos obtenidos se detrminó que, aprovechando la alineación de las fachadas de las torres de Iturrioz 17 y Arraste 1 bis, los edificios crecieron extramuros, apoyándose en voladizo sobre la muralla. Esta situación sería la aprobada en las ordenanzas de 1489. Con el tiempo, acabaron por sustituir el grueso paredón, de casi dos metros de anchura, por cierres más convencionales. En este proceso desaparecieron la mayoría de los restos del cinturón amurallado, desmochados prácticamente hasta sus cimentaciones. Hay excepciones como la de Iturrioz 29 donde se ha conservado un alzado de casi 6 metros, prácticamente la altura original, aunque con un buen número de huecos.
En una intervención realizada en 2001, en el solar de Iturrioz 25, se comprobó que la muralla corría paralela a la fachada de Zerkaosteta, retranqueada a una distancia de tres metros y medio. Había conservado una longitud y una altura de cinco metros, sirviendo de apoyo en su coronación al forjado de la planta primera del edificio.
El castillo de Santa Bárbara o Goikobalu. Arrasate-Mondragón (1992-1994)

Ermita de San Martín de Iraurgi. Azkoitia (1992)

En una intervención realizada en 2001, en el solar de Iturrioz 25, se comprobó que la muralla corría paralela a la fachada de Zerkaosteta, retranqueada a una distancia de tres metros y medio. Había conservado una longitud y una altura de cinco metros, sirviendo de apoyo en su coronación al forjado de la planta primera del edificio.
Excavaciones en la Plaza de Ignacio Zuloaga. Donostia-San Sebastián (1989)

Convento de Santa Teresa. Donostia-San Sebastián (1992-2001)

Excavaciones en el solar del mercado de la Bretxa. Donostia-San Sebastián (1997)

Excavaciones en el solar Zuhaizti. Donostia-San Sebastián (2001)

En una primera fase se documentaron gráficamente los testimonios del antiguo Hospital Municipal-Casa de Beneficencia, construido a mediados del siglo XIX según el proyecto del arquitecto Echeveste. En una segunda fase se realizó el examen del subsuelo con la intención de reconocer los restos del antiguo monasterio de San Francisco, fundado en este emplazamiento en el siglo XVII. La tercera fase de los trabajos consistió en la excavación en área del resto del solar. De esta forma, se descubrió parte de la iglesia, del claustro y las dependencias situadas a su alrededor, que fueron construidas en el período comprendido entre los años 1693 y 1721. En 1835, los carlistas que asediaban Donostia ocuparon el monasterio, desalojándolo, y éste ardió. Con esta acción se produce el abandono definitivo de San Francisco y su posterior desmantelamiento.
Excavación en el Cerro de San Bartolomé. Donostia-San Sebastián (2007)

Por las informaciones documentales conocemos que el monasterio fue fundado con anterioridad al año 1250. A finales del siglo XVI, sufrió un importante incendio que destruyó gran parte del complejo conventual siendo reconstruida su iglesia. Aunque las estructuras de este templo no hayan sido reconocidas, si se han registrado parte de los enterramientos asociados al mismo que, además, se extendían fuera de los límites de excavación.
Control arqueológico de las obras del parador Carlos V de Hondarribia (1990)

Intervención arqueológica en Denda Kalea, 18. Hondarribia (2009)
La excavación arqueológica permitió descubrir antiguas lotizaciones residenciales de época renacentista y niveles de ocupación asociados a las mismas, además de algunos elementos de época medieval. Se comprobó que antes de la ocupación contemporánea, el solar estaba organizado en cinco lotes edificatorios y un cantón con dirección Norte-Sur junto al edificio nº 16 de Denda kalea. En este último se localizó un pozo negro colmatado de sedimentos saturados de agua. Este hecho permitió la recuperación de una interesante colección arqueobotánica y numerosos objetos de madera.
Gracias a yacimientos de estas características, con depósitos en los que se ha conservado la materia orgánica por saturación de agua, Arkeolan dispone de una de las mejores bases de datos de semillas arqueológicas del estado.
Ferrería de Yurre. Idiazabal (2000)

Puerto de la calle Santiago. Irun (1992)

La envergadura del descubrimiento de la calle Santiago aconsejó la realización de nuevas intervenciones arqueológicas en las inmediaciones. De esta manera, ese mismo año de 1993, se incorporaron dos nuevos registros de áreas portuarias. La primera, coincidiendo con las obras de preparación del terreno para la construcción de la comisaría de la Ertzantza (Policía Autonómica), a unos 150 m de distancia del hallazgo de referencia. En dos, de las cuatro catas realizadas, se descubrieron depósitos inundados con abundantes ajuares romanos. La segunda intervención se llevó a cabo en un solar vacío de la misma calle Santiago, número 29, a pocos metros de distancia del muelle romano. A la cota acostumbrada apareció una alineación de vigas de madera que se vinculó con el varadero anteriormente descrito.
Termas de Beraun. Irun (1994-2005)

El complejo termal se compone de una gran estancia absidada de ambiente frío o frigidarium, de 84 m2 con su pavimento original realizado con pequeños ladrillos en forma de espiga, opus spicatum, que conserva también el sumidero y el canal de desagüe asociado al mismo. Asimismo, cuenta al menos con tres dependencias calefactadas que aunque no se encuentran completas, han conservado la infraestructura necesaria para la circulación del aire y climatización de las mismas. También se han registrado tres estancias asociadas al complejo, de dimensiones iguales, unos 20m2, que se abren hacia un espacio abierto, probablemente una palestra.
Instalaciones portuarias en la calle Tadeo Murgia. Irun (1998)

La intervención arqueológica se llevó a cabo en el año 1998, en un espacio rectangular de 25 x 13m, situado a cuarenta metros al Oeste del complejo portuario reconocido en 1992. Previamente, en 1996, se habían realizado varios sondeos en el solar que permitieron reconocer una estructura de madera en un ambiente portuario de cronología altoimperial. Tras la excavación en área se comprobó que los restos correspondían a un muelle de atraque resuelto mediante cuatro gradas, con zócalo de piedra y huella de madera. También se constató la existencia de almacenes asociados. En esta intervención se recogieron miles de objetos arqueológicos, destacando las colecciones cerámicas, pero también las piezas de madera y de cuero. Parte de las gradas se extrajeron para su posterior instalación en el museo romano Oiasso.
Cronológicamente, la fundación del muelle se ha datado entre los años 70 y 120, mientras que el período de actividad debió prolongarse durante todo el siglo II, sin que se hayan reconocido indicadores cronológicos posteriores, por lo que el abandono se fecharía a finales del siglo III.
Calle Santiago 55, 57 y 59 y Bidasoa 3. Irun (2008-2009)

Lo más sobresaliente de la actuación corresponde al descubrimiento de un complejo de almacenes (horrea), colocados en la zona inmediata a las aguas del estuario, de las que se defendía con muros de contención, pero sin la existencia de instalaciones portuarias. El mejor conservado corresponde a la planta de un gran horreum. El edificio destaca por sus amplias dimensiones, con unos 14 m de ancho. Se han reconocido las cimentaciones de los cierres laterales construidos en piedra y aparejados en seco. El cierre Norte del edificio había desaparecido y el Sur se situaba fuera de los límites de la excavación, y aunque se desconoce la longitud total, se cuenta con un tramo de 18 m de largo, lo que configura una construcción de planta rectangular y orientación Norte-Sur. Además del gran almacén, junto al cierre Este del edifico se localizaron varias dependencias de forma rectangular, colocadas en batería y de forma perpendicular al horreum descrito.
Plaza de San Juan y Jenaro Etxandia. Irun (2010)

Manantial salino de Dorleta. Leintz-Gatzaga (1992)

Iglesia parroquial de Oiartzun (1994)

Minas de Arditurri. Oiartzun (2008-2010)
El proyecto de Integración de los recursos arqueológicos del coto minero de Arditurri en el museo de sitio y parque natural de Aiako Harria contemplaba conjugar la actividad arqueológica de exploración y excavación, con la acogida de visitantes y organización de visitas guiadas.
Con este objetivo se habilitó una zona de excavación en las profundidades de la mina Arditurri 20, la principal del coto, que fue abierta al público en verano del 2008. La excavación se extendió por varios niveles de galerías de explotación romanas. Entre los sedimentos se recogieron abundantes restos cerámicos, madera utilizada en las operaciones de torrefacción y, como gran novedad, restos de tejido de lana. Los indicadores cronológicos cubren el período comprendido entre el año 25 y el 150 AD.
Los trabajos arqueológicos continuaron en la mina de Arditurri 3, planteándose con el objeto de preparar la mina para servir de recurso en el programa de visitas, repitiendo la experiencia de la campaña del 2008 realizada en la mina de Arditurri 20. Se valoró la oportunidad de abrir la boca taponada y establecer un recorrido completo por los trabajos, de manera que ofrecieran un buen contrapunto a la visita de Arditurri 20. Los trabajos se complicaron con la aparición de una rafa, trinchera abierta en el lugar que topográficamente coincidía con la salida al exterior de la galería de prospección que fue preciso vaciar en su totalidad. En el interior se excavaron todos los sedimentos acumulados, recuperándose restos de cerámica y nuevamente dos muestras importantes de tejido de lana. Los datos cronológicos obtenidos se remiten a los siglos I y II de nuestra era.
Se ha realizado también un exhaustivo reconocimiento de los trabajos mineros conservados en el coto, revisándose las explotaciones modernas y las galerías de prospección antiguas. La extensión de los trabajos arqueológicos ha permitido ampliar el censo de los trabajos romanos. En total son 44 unidades de minería romana que suman más de tres kilómetros de recorrido. Una cifra que permite situar el coto de Ardituri entre los focos mineros de mayor interés arqueológico entre los territorios del Imperio romano.
Urbia, arqueología del pastoralismo. Parzonería General de Gipuzkoa y Álava (1988-a la actualidad)

Se ha realizado también un exhaustivo reconocimiento de los trabajos mineros conservados en el coto, revisándose las explotaciones modernas y las galerías de prospección antiguas. La extensión de los trabajos arqueológicos ha permitido ampliar el censo de los trabajos romanos. En total son 44 unidades de minería romana que suman más de tres kilómetros de recorrido. Una cifra que permite situar el coto de Ardituri entre los focos mineros de mayor interés arqueológico entre los territorios del Imperio romano.
El despoblado de La Estacada. Labastida (2006)

La escasa superficie de necrópolis reconocida presenta evidencias de haber servido como cantera para la extracción de piedra arenisca. Las dos tumbas registradas, una de adulto y otra de bebé, han sido afectadas por los frentes de la cantera, habiéndose perdido los límites originales de los huecos de enterramiento. Con respecto a los silos, habría que relacionarlos con el núcleo de hábitat al que se vincularía el cementerio. Aparecieron rellenos de escorias procedentes de labores de forja. Los silos formarían parte de las instalaciones del poblado y no muy lejos, se encontrarían las unidades de vivienda y los talleres para trabajo del hierro.
La relación espacial entre poblado y necrópolis se ajusta a lo determinado por la dirección de los vientos dominantes del Oeste, colocándose la necrópolis al Este del poblado; esta ordenación se ha reconocido, también, en el caso de la cercana necrópolis de Santa Eulalia, con la que la de La Estacada comparte características tipológicas y culturales. A este respecto, los índices cronológicos aplicables a las colecciones arqueológicas recuperadas en La Estacada ofrecen valores que se extienden entre los siglos VIII y XII.
El templo de la Fortuna Augusta. Pompeya (2010-2011-2012)
